Aprende sobre la trufa

Trufa negra (tuber melanosporum)

Conocida también como trufa de Périgord, es muy apreciada en la gastronomía por su aroma y sabor. Se trata de un hongo que se encuentra bajo el suelo y que posee un aspecto exterior oscuro tirando a negro, de superficie verrugosa. Su hábitat natural son los bosques del sur de Francia, Italia y España. De hecho, esta última es considerada como la principal productora a nivel mundial.

Vive bajo tierra, en simbiosis con las raíces de encinas, robles y avellanos principalmente, aunque también vive asociada a las raíces de algunos pinos y estepas o jaras, generalmente en tierras calizas. Se reproduce en la primavera, apareciendo entonces como pequeñas pelotas, que luego en el verano y otoño se hinchan y maduran, llegando al tamaño de una pelota de golf. Miden entre 3 y 7 cm y un peso de entre 20 y 200 gramos, aunque excepcionalmente pueden superar los 500 g.

La trufa desprende sustancias alelopáticas que impiden el crecimiento de la hierba a su alrededor, y eso suele ser a veces una clave para poder encontrarlas.

Su aspecto recuerda al de una patata y de forma irregular, con unas “verrugas” poco profundas. El color de su carne es negro-violáceo, con venas blancas, cuando ha llegado a su completa madurez. Su recolección comienza en el mes de Noviembre hasta Febrero, alcanzando su mayor aroma y sabor en los meses de Diciembre y Enero.

Trufa blanca (tuber aestivum)

La trufa de verano (nombre científico Tuber Aestivum), a diferencia de la negra, es de color claro en su interior, siendo negra igualmente en la parte externa, con verrugas piramidales de gran tamaño. Vive bajo la tierra al igual que su hermana melanosporum en simbiosis con las raíces de encinas, robles y avellanos principalmente. Su recolección comienza en los meses de Junio hasta Agosto.